Práctica psicológica en la defensa de derechos humanos de niñas, niños y adolescentes

Práctica psicológica en la defensa de derechos humanos de niñas, niños y adolescentes

Itzel Berenice Hernández Rayas, Coordinadora de Educación – NIMA


En México y algunos otros países de Latinoamérica, cada 20 de mayo se celebra el día de la psicóloga y el psicólogo. En este marco, reflexiono sobre el papel de este gremio en el acompañamiento, defensa y promoción de los derechos humanos. Cuando era estudiante universitaria y me preguntaban por qué había decidido cursar la licenciatura en psicología, jamás me pasó por la mente la defensa y ejercicio de derechos humanos de las niñeces, adolescencias y las mujeres. Una de las razones por lo que esto se da, se debe desde mi perspectiva, que la academia no considera el enfoque de Derechos Humanos como parte del análisis elemental en la práctica de la psicología. La tendencia por el contrario es reforzar la idea de que el ejercicio psicológico sucede en espacios institucionales y/o en consulta privada.

Actualmente, México vive una crisis por la escalada grave de las violaciones a derechos humanos cometidas en todo el país, y por la impunidad que predomina en el acceso a la justicia de estos casos. Las personas que viven estas violencias acuden a las dependencias correspondientes para denunciar, pero no reciben la atención necesaria. Estos procesos, muchas veces resultan revíctimizantes o criminalizan a niñas, niños y adolescentes, esto desde miradas adultocéntricas por dudar de sus testimonios, por no contar con personal suficiente y capacitado y por continuar con los pactos patriarcales que reproducen las desigualdades de género. En ese contexto, son pocos los espacios en los cuales reciben un proceso integral que garantice su derecho a la verdad, la justicia y la reparación del daño con un plan de restitución de derechos digno. Esta lucha la han asumido los centros de derechos humanos desde el acompañamiento y exigencia al Estado por su omisión e incumplimiento de sus obligaciones.

Existen varias ramas, enfoques y teorías que surgen en la Psicología de acuerdo a los cambios históricos, políticos y sociales para sumar al análisis del comportamiento humano. Entre estas se encuentra el enfoque psicosocial y la perspectiva feminista, que han representado las bases de mi práctica profesional en la promoción y defensa de derechos humanos. En ese sentido, mi labor en el acompañamiento a las personas no sucede desde el consultorio, sino desde la colectividad en un equipo multidisciplinario, y en la incidencia política de promoción de cambios de paradigmas donde se reconozcan a niñas, niños y adolescentes como personas sujetas de derechos.

Si analizamos que el objeto de estudio en la psicología está centrado en el comportamiento del individuo y en su interacción con el medio socialmente construido, desde nuestra práctica nos corresponde analizar cuál es la sociedad en la que vivimos, en qué condiciones crecen, estudian, juegan las infancias y las adolescencias y a cuáles violencias están expuestas. Esta es una invitación a reflexionar sobre la práctica y estudio de otras áreas de la psicología, como la social que reconocen el carácter activo de las personas en los cambios y luchas sociales, politizando las emociones y reorganizarlas como banderas de lucha para la exigencia de justicia y el afrontamiento personal y colectivo. Una de las deudas que tenemos, desde la psicología, es la exigencia a la garantía y promoción del derecho a la salud mental, donde el acceso a los espacios de consulta, grupos, talleres, escuelas, sean para todas y todos y representen una atención de calidad empática a las realidades, contextos y necesidades de las personas. Esto es lo que se promueve el enfoque psicosocial, entendido como:

el proceso de acompañamiento individual, familiar o comunitario orientado a hacer frente a las consecuencias del impacto traumático de las violaciones de derechos humanos y promover el bienestar, apoyo emocional y social a las víctimas, estimulando el desarrollo de sus capacidades (Beristaín, 2012, p.10).

Me gustaría colocar otra mirada a esta propuesta para el ejercicio de la Psicología, la perspectiva feminista, la cual ha sido vital en el acompañamiento a NNA, como lo menciona Marcela Lagarde (1996):

El análisis de género feminista es detractor del orden patriarcal, contiene de manera explícita una crítica a los aspectos nocivos, destructivos, opresivos y enajenantes que se producen por la organización social basada en la desigualdad, la injusticia y la jerarquización política de las personas basada en el género. (Lagarde, 1996, p.3)

Las vidas de las niñas, niños y adolescentes están atravesadas por las violencias. A ellas y ellos, como parte activa de la sociedad, les impactan las acciones y consecuencias del contexto, en este sentido la mirada tutelar les considera como personas incompletas y por las que hay que decidir, la misma se sostiene del adultocentrismo, que limita su participación y libertad de expresión, aunado a la violencia de género que por ser mujeres les coloca en roles y estereotipos que limitan la totalidad de su desarrollo.

El sociólogo noruego Johan Galtung, coloca el concepto de “violencia estructural”, de acuerdo a Cabrera (2018) se refiere a situaciones en las que se afectan las necesidades humanas básicas como la supervivencia, la libertad, el bienestar o la identidad, en las que hay una persona con privilegios y otra persona vulnerada, esto normalmente por términos de clase, raza o género.

Visibilizar esta violencia estructural es crucial para comprender fenómenos de las violencias directas vividas en casa o espacios cercanos a las que están expuestas las infancias y adolescencias, y en las que se vuelven objeto de dinámicas de poder y de opresión en diversos ámbitos de la vida social. Por ejemplo: la desigualdad, los sueldos y condiciones de trabajo precarias que limitan el ejercicio de las madres, padres y otras personas para el cuidado de las infancias y adolescencias. Esta ausencia puede generar síntomas y conductas en las niñas, niños y adolescentes que les afectan además de recaer en ellas y ellos en muchas ocasiones la responsabilidad y/o culpa sobre los recursos de la dinámica familiar.




Si colocamos otras condiciones a estos casos de violaciones a derechos humanos, como la pobreza, la injusticia y la desigualdad, vemos que no todas las niñas, niños y adolescentes tienen acceso a un proceso de atención emocional integral.

El acompañamiento de casos de NNA, que viven violencia, hace apremiante incorporar una perspectiva feminista y psicosocial para colocar a las niñas, niños y adolescentes no solo como pacientes o consultantes, sino como personas sujetas de derechos, protagonistas de sus procesos jurídicos y psicosociales.

Por ley, el cuidado y buen trato cotidiano de las infancias y adolescencias es una corresponsabilidad de toda la sociedad: medios de comunicación, estado, academia, empresas, madres, padres, cuidadores. Esto nos lleva a descentralizar que estas tareas no son exclusivamente de las mujeres, de las madres, tías, abuelas o hermanas en cada familia. Debemos comprometernos en ser personas adultas seguras para las infancias y adolescencias.

La defensa y promoción de derechos humanos, de toda forma de vida libre de violencia debe también ejercerse en el hogar, en las escuelas, en las calles con la garantía de que el Estado debe asumir su rol como principal garante de los derechos, en específico a la salud mental. Mientras no existan condiciones de seguridad, salud, y educación entre otras, difícilmente se podrá hablar de una vida libre de violencia para las niñeces y, por ende, del acceso a la salud mental integral.

El actuar de las psicólogas y los psicólogos es central, pues pueden convertirse en acompañantes en la reestructuración de la vida de las víctimas. Para ello, un enfoque centrado en los Derechos Humanos, es un elemento clave para reconocer a las personas como sujetas plenas de derechos, sociales y políticos.

Referencias

Beristain, C. M. (2012). Acompañar los procesos con las víctimas (1.ª ed.). PDF. Recuperado de Portada Acompañar - Cooperación Internacional https://www.fcomci.com.

Cabrera, J. (17 de agosto de 2018). Violencia estructural: la cara oculta de la violencia. Recumerado de https://www.dejusticia.org/column/violenciaestructural/#:~:text=llamada%20violencia%20estructural.,La%20violencia%20estructural%2C%20se%20refiere%20a%20situaciones%20en%20las%20que,de%20clase%2C%20raza%20o%20g%C3%A9nero.

Lagarde, M. “El género”, fragmento literal: ‘La perspectiva de género’, en Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia, Ed. horas y HORAS, España, 1996, pp. 13-38. Recuperado de https://catedraunescodh.unam.mx/catedra/CONACYT/08_EducDHyMediacionEscolar/Contenidos/Biblioteca/Lecturas-Complementarias/Lagarde_Genero.pdf.




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