Guanajuato 1° lugar con mayor número de niñas, niños y adolescentes víctimas de homicidios: ¿por qué no nos escandaliza?


Guanajuato 1° lugar con mayor número de niñas, niños y adolescentes víctimas de homicidios: ¿por qué no nos escandaliza?
Rebeca Aguayo 
Coordinación área de investigación NIMA
investigacionnima@comunidadloyola.org


De acuerdo con el documento “Metodología del ranking 50 ciudades más violentas del mundo, 2018” elaborado por, Seguridad, Justicia y Paz, Consejo Ciudadano Para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, A.C. 17 ciudades son de México, entre ellas Celaya e Irapuato. Ciudades que tienen “más de 300 mil habitantes con las tasas de homicidio más elevadas del mundo”. Y que como se ha registrado en los últimos meses, Guanajuato ocupa el primer lugar con mayor número de homicidios en el país, colocándose como una de las entidades con mayor violencia.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, realizo el informe “Violencia, niñez y crimen organizado” en 2016, documento en el que se analizan los contextos de violencias que hay en la región, entrecruzados con factores como la desigualdad social y la vulneración a los derechos humanos. De manera particular, evidencia las repercusiones en la vida de las niñas, niños y adolescentes, de manera específica a quienes han sido víctimas de homicidios:

“el clima de violencia que se experimenta en determinadas comunidades tiene impactos muy negativos en niños, niñas y adolescentes. Por lo que se refiere a la forma más extrema de violencia –los homicidios-, las cifras globales de homicidios una vez desglosadas por edad, sexo, condiciones socio-económicas y origen étnico, presentan porcentajes elevados de violencia en adolescentes y jóvenes” CIDH (2016) Pp.36

De acuerdo con el índice delictivo de víctimas por delitos del fuero común, del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNS) en el país, Guanajuato ocupa el 1er lugar con mayor número de niñas, niños y adolescentes víctimas de homicidios, en lo que va del 2015 al 2019 con un total de 2, 026, representando el 15.2% del total en el país (13, 337).


Fuente: elaboración propia a partir de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad

Lo que representa que cada día en los últimos 5 años, 7.3 NNA han sido víctimas de homicidios en todo el país, y en Guanajuato durante este mismo período al menos se han cometido 1.1 cada día. Desde el año en que se comenzó el registro de estos datos, Guanajuato ha encabezado el primer lugar en casi todos los años, a excepción del 2016 que estuvo sólo por debajo de Tamaulipas con una diferencia de 1%, segunda entidad con mayor número de homicidios contra NNA.
De acuerdo con el informe del CIDH (2016), en la región el riesgo de morir por homicidios variará dependiendo la edad y el sexo, “como tendencia general, los datos muestran que comparativamente los adolescentes en edades comprendidas entre los 15 y 19 años son un grupo con un considerable riesgo de morir víctimas de un homicidio” Pp. 37.  Afirmación que refleja los datos disponibles del SESNSP.

El índice muestra los subtipos de delitos, que en el caso de homicidio se cataloga en homicidio doloso y homicidio culposo. En el primero se registran un total de 5,092 NNA víctimas (61.8%) en todo el país, y para el segundo un total de 8, 245 NNA víctimas (38.1%) en todo el país. Por año se refleja de la siguiente manera: 

Fuente: elaboración propia a partir de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad

Desde 2017, la población de 0 a 17 años víctima de homicidio doloso se han mantenido por encima de mil anuales, es decir que en promedio en dos días se han asesinado a 5.4 niñas, niños y adolescentes en el país desde el año señalado hasta diciembre 2019. Cómo se observa en el gráfico, el año más violento respecto a este subtipo de delito fue en 2018 con un total de 1,252 teniendo un incremento del 4.9% respecto al año anterior.

Respecto a los homicidios culposos al igual que el homicidio doloso, 2017 fue el  año con mayor número de niñas, niños y adolescentes víctimas, con un total de 1,834 (22.4%), a diferencia del homicidio doloso, éste ha disminuido en los últimos dos años. 


Fuente: elaboración propia a partir de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad.

Si observamos la tabla, vemos que en Guanajuato existe una brecha en contraste con las demás entidades, llegando a duplicar su porcentaje en contraste con la entidad que ocupa el segundo lugar, Tamaulipas. En el caso de nuestra entidad, el 15% de homicidios contra NNA, está mayoritariamente representado por los homicidios culposos con un total de 12%, que equivale a 1,604 y un total de 422 homicidios dolosos representando por el 3%, del total en la entidad.

En lo que respecta a los homicidios culposos, que es el delito con mayor número de víctimas niñas, niños y adolescentes en la entidad. Refieren aquellos homicidios que se han realizado por alguna negligencia, es decir que no fueron intencionales. Si bien, existe una diferencia importante en la distinción de delitos, no se debe minimizar que estos representan graves violaciones a los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, en particular a su vida e integridad física.

Esta escalofriante cifra que representa la vida de 1,604 niñas, niños y adolescentes, nos invita y tendría que obligar a cuestionarnos bajo qué condiciones de negligencias se está cuidando y protegiendo la vida de este sector de la población. ¿Qué medidas de cuidados y crianzas está implementando el Estado? ¿Cuáles fueron estas negligencias que han terminado con la vida de más de mil niñas, niños y adolescentes en la entidad? 

De acuerdo con la misma fuente, las modalidades en las que se han ejecutado los homicidios culposos, se concentra principalmente “con otro elemento”, sin que esto permita profundizar en qué son estos elementos que terminaron encausando homicidios. En segundo lugar, encontramos las muertes ocasionadas en accidentes de tránsito, que refleja el tema de la “cultura vial” necesaria desde un enfoque de derechos de niñas, niños y adolescentes. Y aunque con mayor porcentaje están representadas las modalidades con armas blancas (8) y con arma de fuego (7), preocupa que los espacios en donde viven niñas, niños y adolescentes, estén cercanas/os a este tipo de armas que atentan contra la vida. 



Fuente: elaboración propia a partir de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad

Continuando con el lugar que ocupa Guanajuato a nivel nacional, en los 5 años la entidad se ha mantenido muy por encima de la media nacional 1.9% (56), que para la entidad apenas representa en promedio 1/6 parte del total de homicidios de los que tiene.

El 2019, se cerró el año con un total 2,425 NNA víctimas de éste delito en todo el país, es decir que en promedio al día ocurrían 6.6 homicidios contra la población de 0 a 17 años, y en Guanajuato, hubo un total de 390 víctimas de este delito (ocupando nuevamente el primer lugar), es decir que 1.7 NNA fueron asesinados/as por día, que equivale 3 NNA asesinados en 2 días tan solo en la entidad.

En el siguiente recuadro podremos observar el número de homicidios contra NNA, por mes de acuerdo a cada año en el período ya citado:

Fuente: elaboración propia, a partir de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad

Resalta el mes de marzo del 2018 con el índice con mayor número de NNA víctimas de éste delito, con un total de 59, es decir que cada día se cometieron 2 homicidios contra este sector de la población. En lo que respecta al año 2019, se observa que durante mayo hubo un total de 53 homicidios, siendo el mes más violento de este último año, en promedio se cometieron 3.4 homicidios contra NNA, en dos días.

Respecto al género, del total de homicidios contra población de 0 a 17 años en la entidad, el 77.5% corresponde a niños y adolescentes varones víctimas de este delito, mientras que las niñas y adolescentes mujeres por el 22.4%.   



Fuente: elaboración propia a partir de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad

Cómo se puede observar, el 2019  fue el año que tuvo un mayor porcentaje de homicidios dolosos contra los niños y adolescentes varones, al respecto podemos referir nuevamente al informe del CIDH (2016) en la que revela que: “en términos generales los adolescentes varones están más expuestos a la violencia física, incluidos los homicidios y a ser cooptados y explotados por el crimen organizado en todo tipo de actividades incluidas acciones violentas” Pp. 37.

Si bien las bases estadísticas de las que partimos no permiten tener mayor conocimiento sobre lo señalado por la CIDH, posibilita considerarlo como un elemento que figura en el contexto actual de nuestra entidad, la disputa del territorio por los distintos grupos de crimen organizado son un factor clave para entender la violencia que se vive en Guanajuato. Al respecto, cabría señalar que en los casos de la inserción de NNA a estos grupos deriva principalmente en lo que la CIDH y seguramente otros actores han enfatizado: 

“las organizaciones de carácter criminal se <han> convertido en muchos casos en estructuras sociales, políticas y económicas paralelas, que cubren vacíos o sustituyen al Estado en varios ámbitos, como por ejemplo en la prestación de servicios básicos, en seguridad y en el mantenimiento de formas de conducta en la población ante contextos de precariedad o falta de efectividad del sistema de justicia” Ibídem. Pp. 34

Aquí valdría la penar parar y cuestionarnos ¿qué están ofreciendo estos espacios que ni el Estado ni la sociedad en su conjunto oferta? ¿qué están encontrando en estos lugares, que, en las familias, comunidades, sociedades no los hay? Y que lejos de afirmar lo siguiente, en algunos casos en los que NNA han sido víctimas de homicidios, podría estar ligado con lo que la CIDH refiere.

Respecto a las vidas de las niñas y adolescentes mujeres víctimas de homicidios, que en contraste con la de los niños y adolescentes varones, es menor, llamaría también la atención si estos fueron investigados como posibles feminicidios, considerando que la violencia feminicida no tiene un corte de edad específico y que al igual que las mujeres adultas, las niñas y adolescentes mujeres somos socializadas bajo los mismos mandatos patriarcales de opresión.

Por su parte la CIDH, señala que “las adolescentes mujeres sufren más violencia por razón de género y, en especial, la violencia sexual, aunque los homicidios contra las mujeres por razón de género se han convertido en un problema creciente y preocupante en la región” Ídem.

En este espacio, además de buscar visibilizar estos datos que son alarmantes Consulta nuestra visualización de datos aquí) buscamos también compartir algunas reflexiones, preguntas y señalamientos que propicien el indignarnos por los homicidios y posibles feminicidios que se están cometiendo contra niñas, niños y adolescentes, en nuestra entidad. Que nos atañe a la sociedad, familias en su conjunto, sin dejar de señalar las obligaciones puntuales que tiene el Estado y que ha sido omiso en salvaguardar la vida e integridad de las niñeces y adolescencias en la entidad. 

En el encabezado compartimos una pregunta, que, si bien no procuramos tener su respuesta, nos parece importante compartirla y quizás en los diferentes espacios en donde coincidamos poderla ir dialogando, reflexionando.

¿Por qué no nos escandaliza?, es posible que encontremos como respuesta deliberada, la “normalización de la violencia” “que ya nos acostumbramos” y que después venga un silencio incómodo, pero que nos termina por convencer que así es, porque es real que la violencia nos paraliza.  O también vendrán aquellas respuestas que el Estado ha insistido por instaurar como “hechos aislados”.

Sin pretender dar una respuesta, nos parece importante señalar algunos elementos que podrían ir lanzando, algunas pistas para entender ¿por qué no nos escandaliza?, con la intención de movilizarnos  para la defensa de la vida de niñas, niños y adolescentes.

1) La representación social de las niñeces y adolescencias: ¿qué son las niñas, niños y adolescentes en contextos como el guanajuatense?  ¿cuáles son los lugares que socialmente se les asigna? ¿cómo les caracterizamos? En distintos espacios, hemos compartido la necesidad de reconstruir la mirada en cómo representamos y significamos a las niñas, niños y adolescentes, reconociendo las diferentes condiciones que les atraviesan: género, clase, etnia, raza. Enfatizando de manera constante, en reconocerles como sujetas/os sociales, políticos y de derecho, en igualdad de dignidad que cualquier persona adulta. En decir, abandonar el paradigma tutelar que sostiene que NNA son objetos de tutela, que son personas inacabadas, o que son el futuro del país.  Estas afirmaciones que tienen un arraigo social-cultural determinante, llega a producir discursos e ideas que, al ser objetos sin voz, son pertenencia de las familias (en el mejor de los casos), en tanto que lo que pase con ellas y ellos, son asunto del mundo privado.
En el caso particular de los homicidios contra ellas/os, es urgente transitar y apropiarnos de paradigmas que posibiliten reconocerles como personas parte de la sociedad (aunque esta esté fracturada y tenga sus debilidades), indignarnos y movilizarnos como los movimientos feministas hacen frente a los feminicidios, al reconocerles como personas que tienen el mismo derecho a vivir que cualquier otra, pero que están siendo un grupo a quién por sus condiciones se vulneran sus derechos.

2) ¿De quién son responsabilidad las niñas, niños y adolescentes?: seguramente vendrá a la mente “ las mamás y los papás” (dando por hecho: 1) lenguaje incluyente y 2) que reconoce la responsabilidad de las figuras masculinas en el cuidado y en la crianza), esta percepción del cuidado de NNA se ha perpetuado a lo largo de la historia, individualizando (a través de las familias) la responsabilidad del cuidado y crianza de NNA, de manera particular de las mujeres en concordancia con los mandatos sociales del deber ser femenino. Sí está percepción es la predominante en una sociedad como la guanajuatense, lleva a culpabilizar y revictimizar a las mujeres-madres al momento en qué algo les pasa a sus hijas/os, como lo son los homicidios contra NNA, que lejos de indignarnos, nos posicionamos en un lugar en el que es más fácil señalar a las familias y en específico a las madres como únicas responsables. En cambio, si transitamos hacia una mirada en la que se colectivice el cuidado y la crianza, como una respuesta política frente a un sistema que históricamente se ha encargado de individualizar los cuidados de las niñeces y adolescencias, le estaríamos apostando a una corresponsabilidad que procure la protección de la vida de NNA,  y se posicione en contra de la muerte. 

3) Sistema económico-social:  otro elemento que lleva a normalizar los homicidios contra niñas, niños y adolescentes ligado totalmente con los dos anteriores, tiene que ver con el sistema económico-social que rige la organización y funcionamiento de sociedades como la nuestra. Este sistema capitalista, en sus diferentes caras y formas, prioriza ciertas vidas, aquellas que sirvan para los intereses económicos al servicio de las clases altas y medias. En este sistema, la vida de las niñas, niños y adolescentes se ve atravesada de diversas maneras: 1) son mano de obra que en su mayoría es explotada, en tanto que se vulneran sus derechos humanos llegando a tener condiciones que  atenten contra su vida y cuando deja de ser útil o productiva para este sistema, no significa nada más. 2) este sistema niega y no prioriza el tiempo y calidad de las y los cuidadores con las niñas, niños y adolescentes que están bajo su resguardo, generando condiciones inhumanas con largas jornadas laborales, salarios bajos, que tienen como efecto el desgaste de las adultas/os, que lejos de tener tiempos de calidad con NNA, impidiendo la construcción de figuras de adultas/os disponibles. Constantemente escuchamos que ahora NNA se crían solas/os, que les educan los medios digitales, tomemos en cuenta que estas no son decisiones independientes, sino son las propias condiciones que un sistema capitalista perpetúa con la desigualdad entre las clases, en las que las familias no tienen más opciones que buscar sobrevivir con trabajos que vulneran sus dignidades.  Toca al sector empresarial construir mejores condiciones laborales, que pongan en el centro a las niñas, niños y adolescentes y no a sus intereses económicos-políticos. 

4)Omisiones del Estado: el Estado como principal garante de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, obligado por el artículo 4° constitucional y la reforma del 2011 al artículo 1° constitucional, es el primer responsable de los homicidios que se han cometido en contra de niñas, niños y adolescentes en la entidad. Las cifras que presentamos, reflejan que el Estado no ha garantizado las condiciones mínimas para la vida y supervivencia de las niñeces y adolescencias en la entidad. Históricamente, la política pública dirigida a esta población, responde al paradigma en el que se coloca a NNA en el mundo privado, delegando, así como únicas responsables a las familias. En tanto que la política pública, la impartición de justicia y los marcos normativos de la entidad, no respondan a un enfoque de derechos humanos de niñas, niños y adolescentes. En algunos casos desde los discursos y las prácticas se llega a revictimizar a esta población e incluso a negar la magnitud de la problemática. En este sentido toca al Estado en cara de las distintas instituciones que le representan, procurar la verdad, justicia y reparación del daño a las niñas, niños y adolescentes víctimas de cualquier tipo de violencia. 1)       Construir las condiciones adecuadas de seguridad integral que velen por la vida de esta población y garantices sus derechos de vivir una vida libre de violencia, como lo señala el artículo 19 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Finalmente reiteramos la invitación a escandalizarnos e indignarnos por los homicidios que están sucediendo en nuestra entidad en contra de las niñas, niños y adolescentes, que esto nos lleve a re-construir las formas de relacionarnos con ellas y ellos, desde cuidados y crianzas en las que coloquemos al centro su dignidad, sus vidas. Manifestemos desde las formas en cómo vayamos encontrando la exigencia por el respeto a la vida de las niñas, niños y adolescentes en Guanajuato. 


Bibliografía: 
CIDH (2015) “Violencia, niñez y crimen organizado”, Organización de los Estados Americanos
Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, A.C. (2018) “Metodología del ranking (2018) de las 50 ciudades más violentas del mundo” Ciudad de México, disponible en: http://seguridadjusticiaypaz.org.mx/files/Metodologia.pdf

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